Primera Parte: La Larga Noche.
Capítulo 1: "El Viaje Hacia Velmória"
Ya hace mucho, aquel nictibio que había presenciado la masacre no pudo hacer más que esconderse. Y cuando se decidió a salir, apartando las manos del fuego, su vista recibió algunos rayos de luz de la luna. Fue ahí cuando observó cómo el arma que los herreros de esa tierra habían forjado seguía posada en el suelo. Aunque esta aún no portaba ningún filo, sin embargo esto no fue lo que llamó la atención del nictibio, quien caminó unos metros hacia donde aguardaban las tumbas de ambos parientes, quienes fueron víctimas de la Gran Guerra (1), siendo que ya había visitado sus tumbas varias veces en el tiempo que crecía.
A su alrededor, los sauces con las ramas caídas, las cuales carecían de hojas, porque estas ya habían sido abrasadas por los incendios que aun se avivaban enardecidamente a su alrededor. Y mientras tocaba con delicadeza el arma, se podía ver cómo los filos curvos comenzaban a hacerse visibles; estos estaban hechos de una especie de luz tenue dorada que se intensificaba a medida que el contacto era mayor. Así mismo, su reflejo, siendo el de un joven nictibio, el cual carecía de los tipicos sombreros kasa (2) que utilizaban los nictibios en esos tiempos, hechos de bambú y matorrales. Aquel levantó la mirada para reflejar sus ojos del mismo brillo tenue que denotaba el arma. Las ojeras de sus ojos mostraban un grave insomnio que no podía ser curado de ninguna manera, así como observaba con melancolía los nombres de las tumbas.
------Madre...Padre...-----susurró, con una voz apagada, pero con el potencial para ser fuerte como ningún otro.
Ya agachado, observó a los alrededores, cómo su pueblo natal había sido destruido y menospreciado por aquellos malditos, quienes aquel nictibio creía que sus reacciones estallaban en vítores y risas ante su incapacidad de defender a su pueblo. Fue ahí cuando sus palabras se tornaban más fuertes, y agarraba con vigor el arma que bautizó como "Ketsui No Sojin" (3). Y al darse la vuelta, no sin antes despedirse de su familia con todos los necesarios honores nictibios, guardó el mango del arma en su espalda, tal que cruzaba esta en diagonal, mientras esta parecía que sus filos se desvanecían al terminar el contacto, y se ajustaba a la medida de su espalda. Y sin mas, partió hacia la orilla del mar.
En tanto, él caminaba con la cabeza gacha, recordando a duras penas todo lo que pasó aquella noche, como flashbacks que atenuaban a su mente y le provocaban un fuerte dolor en la cabeza que apenas podía soportar. Con las manos en la cabeza, observaba a través de su mente como una figura imponente, musculosa, atravesando a uno de sus parientes con un arma, cuya forma no podía recordar; sin embargo, mas podía escuchar los gritos de dolor y agonía que se podían sentir desgarradores, segundos antes de que estas imploraciones culminaran en un ensordecedor silencio.
------Tras miles de muertes que mi pueblo pagó sin razón alguna... Sin duda ya es hora de encontrar a quien lo haya hecho... Y que pague por ello. ------susurraba con fuerza a si mismo, abriéndose paso a través de los árboles y arbustos quemados que estaban a su alrededor. A medida que caminaba, recordaba los hechos una y otra vez donde se desencadenó todo, sintiendo en la sangre los gritos y lamentos de aquellos quienes, sin posibilidad a reaccionar siquiera, caían uno por uno a sangre fria a la luz de la noche, recordando como si hubiese pasado apenas unos días la masacre; más bien, ya habían pasado varios a?os desde esa noche.
Al atravesar una capa de arbustos, lo vio. Un bote parecía estar esperándolo a su arribo a la tierra principal, "Velmória", y al levantar la mirada al horizonte veía a lo lejos aquella tierra, aunque un gran muro la levantaba alto. El bote sin mas zarpó apenas tomó asiento, cuidando esa molestia de remar, así como las corrientes marítimas parecían saber a lo que el iba. Esa naturaleza, parecía ser la de un ser divino, manejando las corrientes a su antojo, o en este caso, a su objetivo.
Encorvando un poco su postura, iba recuperando más la memoria, más específicamente, como lucía esta tierra principal, cuyo nombre, "Velmória", hacía que su mención misma hiciera que sus pu?os se endurezcan. él lo recordaba diferente: siendo cinco secciones unidas en una sola, caracterizada por una gran diversidad si de flora y fauna se hablaba, y de bienes específicos, colores, y materiales. Solo podía recordar la Luz, el Musgo, la Ceniza, los Cristales y la Neblina, o por lo menos así lo veía cuando aún tenía memoria.
Con su mente mas clara, ya recordaba que allí, en el centro de aquel reino, aguardaba un gran templo, recubierto de hojas rojas y bambúes a sus alrededores, aunque mas allá podía buscar entre sus recuerdos la junta que se llevó a cabo hace no mucho. Allí, los cinco gobernantes, cada uno de las cinco secciones aguardaban el arribo de todos los pueblerinos, así como de los ejércitos de cada uno. En el trono mas alejado a la izquierda, se sentaba plácidamente Skalhildr, la madre de las Valkirias, cuyas guerreras son pertenecientes de la sección de la Luz. La comandante de tan vil, pero medido ejercito, tenía una figura alta y delgada, con un casco que recubría sus ojos y parte de su cabeza, y se podía ver un poco de su piel pálida. Sin embargo, destacaban sus alas, siendo una de las pocas que podía portarlas, siendo estas las mas grandes y brillantes. A su espalda cargaba con dos hachas que, por regla del juramento, tuvo que dejar en el centro de la gran mesa.
Asi mismo lo hizo con su gran martillo Pyrothas, el Azote del Inframundo, se?or de la sección de las Cenizas. Este se sentaba en el trono central, siendo el quien iba a tomar la palabra despues de que todos llegaran. El era un coloso, con un cuerpo esculpido en la gran guerra, siendo su piel marcada por varias quemaduras y ciactrices en su cara y brazos fornidos. Apenas se podía ver un ojo por la capucha negra que portaba, mas este se avivaba en un rojo sangre. Un poco mas abajo su barba negra y desordenada se complementaba con su gran melena con canas visibles.
A su lado se sentaba Eryndis. Aunque no muy alta, era una sabia mujer con rasgos intrigantes, usando armaduras que le recubrían los hombros, cintura y piernas, hechas de cuero y tejidos vegetales entrelazados con hojas resistentes y raíces finas, así como portaba una gran manta cubierta de musgo en sus hombros, que le recubre hasta la cintura; mas también portaba tatuajes de colores verde, café y negro en todo su cuerpo. La reina de las guerreras Musgard soltó sobre la mesa su lanza, aunque la recriminaron de que soltara todas las armas. A rega?adientes soltó un arco, con sus correspondientes flechas, seguido de un cuchillo que guardaba en su escarcela.
--------Al parecer esos dos no vendrán de nuevo —----denotó Pyrothas, quien se paró del trono para observar entre la multitud.
--------Y eso te sorprende? —?Desde lo que pasó aquel día han rechazado cualquier reunión entre los gobernantes! ------detalló Eryndis, quien tambien al pasar los minutos sin alguna novedad de aquellos dos gobernantes que faltaban se levantó.
--------Es una pena... Aunque se muy bien que lo estamos esperando a el, sin embargo no creo que acepte despues de que lo que ocurrió ese día... Y por si fuera poco, el camino hacia esta tierra está muy obstaculizado y lleno de seres mitológicos que no pueden adiestrarse con palabras. ------opinaba Skalhildr, quien alejó un poco a los otros dos gobernantes para hablar a la espalda del pueblo, que con ansias esperaban el comunicado que se iba a dar ese día.
--------Debería... Nos aseguramos de que los Nictibios no vuelvan a entrometerse, y lo necesitamos a el para asegurarle la paz al pueblo. ------afirmó "El Azote" (4), quien volteó a ver una caja de madera en la que dentro se guardaba el arma del que hablaban. Sin embargo, alguien interrumpió su charla.
--------Lamento entrometerme, pero necesito asegurarme de que van a hacer lo necesario; mis hijos... No quiero perderlos así como perdí a mi esposo... Porfavor!! Ustedes tambien tienen descendencia que proteger!! ??Hagan lo mismo por nosotros!! -----Aseguraba una pueblerina, quien con sus tres hijos a su solo mandato, no podía aguantar las lágrimas mientras rogaba por la ayuda de los gobernantes. Eryndis y Skalhildr observaron como Pyrothas les daba la espalda, y solo recitó unas cortas palabras antes de que el reloj marque una hora en especifico, "Harémos lo que esté a nuestro alcance... No podemos prometer mucho"
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La pueblerina fue echada a la fuerza mientras esta rogaba por que la escucharan, pero ya era tiempo; el reloj marcaba la medianoche, y los pueblerinos ya habían aguardado todos los asientos disponibles, al punto de que algunos tenían que pararse para poder ver y escuchar adecuadamente. El Lider de los gobernantes dió un paso al frente, y con voz fuerte e imponente le gritó al pueblo:
"Les he encomendado esta noche, para requerir de su aprobacion para mi peticion. Tengo claro que hace mucho tiempo Velmória sufrió una fuerte emboscada, provocada por los guerreros llamados Nictibios. Entiendo su frustración, Hubo quienes causaron sufrimiento... pero también quienes lo recibieron injustamente. Hoy buscamos justicia, no más guerras innecesarias. Es por eso que ya no queremos ver vidas afectadas por aquellos caprichos. Por eso! Ademas de fortalecer nuestras defensas, contaremos con alguien que puede darnos la tranquilidad que necesitamos, y tanto merecemos!"
Omiso a lo que creían, solo algunos quisieron brindar el sake (5) que se sirvió como cortesia, mas la mayoría se alejó se pararon de sus asientos, y la reunion no parecía calmar los temores de la gente, aunque una peque?a chispa se avibaba en que posiblemente no vuelva a ser otra mentira de las tantas, y esta vez si sea verídico. Para empeorar las cosas, los pocos que aceptaron el sake como ofrenda, lo consumían hasta mas no poder, y caer borrachos para ahogar las penas, y olvidar lo que aquello fue.
Tras volver al bote, Kettei terminaba de procesar aquellas memorias que volvían a su mente a medida que pasaban los minutos y las horas. Y tras levantar la mirada observó como el bote ya había topado con tierra firme, sin embargo no parecía estar en el lugar donde quería llegar. Este lugar se sumía en la oscuridad, y poco se podía ver, ya que estaba aun lejos de la cornisa, que era donde Velmória aguardaba. Miró a su alrededor, y unos metros adelante, en un estrecho pasillo se encontró a un hombre con ligeras ropas que apenas podían cubrirlo del frio que hacía, y apenas este tuvo la suficiente fuerza como para levantar la mirada, su rostro se llenó de terror, mas su cuerpo no reaccionaba ante su intento de huir. el nictibio observaba, y se agachaba a pesar de que el miserable forcejeaba, preso del pánico.
-------No pienso matarte si no representas una amenaza... -----Por quien me tomas? -----preguntó, y este a el:
-------Tu... Eres de quien hablaban.... De quien profetizaban iba a regresar!!! -------rogaba el vagabundo. Sin embargo, aunque se le acababa la paciencia, pudo mantenerse sereno, y preguntarle el como era posible que supiera quien era, si apenas lo había visto, a lo que el apuntó temblorosamente hacia el arma que portaba, y despues a su bufanda roja. Pero que significaba? Solo era un arma y una bufanda corrientes, que vió el vagabundo en esos objetos que lo aterrara hasta mas no poder, puesto que ante el sudor frio que caía de su frente, su cuerpo se desplomó y cayó de lleno contra el suelo.
Que habia pasado? Se preguntó, acaso aquel hombre, ya difunto, veía algo que el no? En fin, dejó atras al cuerpo inerte del vagabundo, aunque esa duda aun permaneció en su cabeza, hasta metros mas adelante, donde al levantar la mirada ante el gran muro que estaba fremte suyo, observó como peque?as protuberancias y baches en aquella pared servían de apoyo. Escaló con un poco de dificultad, y la altura a la que estaba escalando no lo intrigaba tanto como los mensajes que estaban escritos en una lengua extra?a el creía, y se estremeció al leer lo que el creía ser lo que relataba. "El llegará, y la calma al pueblo al fin se concederá". Eso era lo que aquel mensaje en letras oscuras apenas podía ser visible predicaba, y todo concordaba hacía su arribo, aunque el no creía que fuese muy aclamado en aquellas tierras. Solo quizás si su arma y bufanda no lo delataban allí.
Sin mas, Kettei siguió subiendo, sin embargo lo que predicó aquel hombre no lo tranquilizaba, y se podía ver en como empezaba a hablar consigo mismo, cuestionandose el como, o quizá, aquel pudo haber conocido sus origines, aunque eso no parecía ser; solo apuntaba hacia su arma y bufanda. O quizá, el origen de estas dos lo era. "Mmm..." murmuró, aunque su escalada se detuvo unos segundos para pensar, no hizo mas que volver a lo que hacía.
Ya al terminar, subió lo que quedaba, y de espaldas, observando como aquella pared era mas alta de lo que pensaba, ya que apenas se podía divisar el bote en el que había llegado hace apenas unos minutos. No fue cuando se dió la vuelta, ya que había sentido un frio aliento en la nuca. Ni bien tuvo tiempo para reaccionar, cuando ya era fuertemente arrojado a la pared mas cercana, y quebrantando la pared y poco, se levantó a duras penas, solo para ver al mounstro que lo había tomado desprevenido.
------Que son esas cosas? -----pensó, al observar como estas criaturas horroríficas se maldecían de cuerpos incompletos y deformados, con piel agrietada y semicarbonizada, de la que escapan vapores grisáceos o resplandores infernales. Y para empeorar las cosas hay ver a su rostro, siendo estos cubiertos con máscaras parciales o fusionados por la carne, que parecía impedirles hablar, y solo balbucear en una lengua muerta que Kettei desconocía. Aun mas sus ojos estaban marcados por un profundo semivacio negro, y apenas un punto rojo se podía ver, así como portaban con harapos y restos de armaduras corroídas, y sus armas parecian estar hechas de huesos humanos.
Sin previo aviso, comenzaron a surgir mas del suelo, quebrantandolo poco a poco. Uno de estos se avalanzó contra Kettei, con una velocidad errática, e impredecible. Apenas pudo bloquear su ataque con la madera de su arma, y empujarlo como pudo hacia el acantilado. De ahí, empu?ó mas firme el arma mientras aquellos observaban y caminaban lentamente hacia el, y con movimientos agiles y rapidos, parecía que los filos cubrían una esfera cortante alrededor de sí, y los enemigos apenas podían acercarse sin sufrir da?os. Sin embargo uno de ellos se subió a su espalda en tanto este aplastaba la cabeza de uno de esos mounstros, y se había aferrado a el, dando posibilidad a los demas de atacar cuanto pudieran, antes de que un peque?o impulso le permitiera soltarse de ese agarre, y estamparlo con fuerza contra el piso.
Prosiguieron los demas mounstros, muriendo cada uno de ellos en pocos segundos, hasta el ultimo. Sudando un poco, respiraba agitadamente ante el esfuerzo, aunque ya todo había acabado. Sin embargo esas cosas, con sus caracteristicas propias de seres condenados al exilio le habian plantado cara, acaso esas cosas eran propias de esas tierras? Era poco probable, y eso era lo que le inquietaba. Metros mas adelante yacía otro vagabundo, quien observó toda la pelea, reconociendo su versatilidad digna de un guerrero de la elite.
Aquel hombre preguntó por "Lardken", a lo que el nictibio negó ser quien el creía, a lo que el vagabundo relató: "Es una pena tremenda, en serio creí que ese hombre nos iba a salvar de la masacre que se avecina, pero por desgracia parece ser solo un cobarde... Sin embargo no pareces ser alguien de por aquí, de donde vienes?" . Kettei lo escuchó atentamente, y resopló antes de contestar de que provenía de una seccion excluida hace decadas, mas conocida como "La Sección De Los Nictibios". Omiso a lo que esperaba, el anciano no tembló ante esa mención, y sonrió como podía, y promulgaba que esa colusion fue un acto cobarde y deshonroso. Al nictibio se le cortaron las palabras por unos segundos, antes de que el viejo siguiera: "Si... Creo haber escuchado de la profecía, que predicaba el dia en el que iba a llegar el superviviente de esa masacre. Que sorpresa tenerlo frente a mis ojos!! Te daré un consejo muchacho, en Velmória, las personas no suelen ver mas allá de lo que se les promulga, y su pensamiento critico es simple y unidimensional. Por lo menos yo no creo que este tal "Lardken" pueda evitar lo inevitable".
Kettei se quedó mudo ante estas palabras, y solo se permitó preguntarle al sabio quien era este tal "Lardken", a lo que el sedentario confesó la identidad; siendo un guerrero que prometía ser indomable, con tunicas similares a las que el nictibio usaba, aunque este no portaba ningun arma, ya que una se le iba a ser entregada en tanto el lograra llegar al templo central de Velmória.
A pesar de que ese nombre resonara en sus recuerdos, no entedía el porque le estaba dando tantos detalles, a lo que el vagabundo creyó que el era "Lardken". Mas allá de eso, y de creer que un guerrero supuestamente legendario portaba las ropas que el usaba, se cuestionó el origen de aquellas criaturas hostiles que lo atacaron hace unos minutos, y se lo hizo saber al hombre, a lo que este contestó: "Aahhh... Te refieres a los Prófugos (6)! Bueno, ellos son criaturas que no deberían estar aqui en la zona baja de Velmória, ellos pertenecen al Limbo del Infierno! Al parecer encontraron la forma de escapar del Infierno mismo en busca de libertad. Ahora, no entiendo el porque atacan a los vivos... Supongo se debe a un intento desesperado de recuperar su vitalidad en los vivos como tú".
------No entiendo... Si esos mounstros que llamas "Prófugos", buscan recuperar la vitalidad en la gente viva, como no te atacaron a tí? ----le preguntó al anciano, sin embargo este respondió de manera simple y consisa, el solo era un anciano con poca esperanza de vida, y conseguir la vitalidad de un viejo no iba a ser gran diferencia entre la vida y la muerte, y preferían buscar sangre mas joven. Sin mas, el se?or se acostó en el suelo rocoso, alardeando dar a hecharse una siesta, no sin antes pedirle que desterrara a esas criaturas al infierno donde pertenecen, a lo que Kettei aceptaría, no sin antes pedirle como subir, y en respuesta el anciano, con su mano temblorosa apuntó hacia una gran pared, siendo incluso mas alta y desafiante que la anterior, la cual Kettei debía escalar para llegar hacía Velmória, la tierra donde tiene asuntos pendientes que resolver.
(1): La Gran Guerra fue ocasionada por los líderes de las 5 secciones, quienes al firmar una tregua temporal, colaboraron en el exterminio de los Nictibios, puesto que para ellos, los Nictibios eran una raza superior, con capacidades inhumanas, y que en cualquier momento podían dominar Velmória. Esta guerra fue mas una colusión, en la que acorralaron a esta raza para acabar con ellos de la manera mas segura posible, aunque cobarde tambien, o por lo menos esto relataba el ultimo Nictibio, Kettei.
(2): Un kasa es un tipo de sombrero tradicional japonés tejido principalmente con paja. Es un sombrero cónico o de forma de campana, que se usa comúnmente para protegerse de la lluvia y el sol. Aunque el de Kettei, el cual se cree escondido, fuera de la vista de todos, incluso de el, estaba hecho de un material distinto, claro simbolo de que era algo "especial".
(3): La "Ketsui No Sojin" , legendaria arma proveniente de la sección de los Nictibios, fue heredada a Kettei después de todas las bajas sufridas. Cuenta la leyenda que en sus filos, se guarda todo el resentimiento que los Nictibios le guardan a quienes, cobardemente, acabaron con sus vidas.
(4): "El Azote" es el apodo que recibe Pyrothas. Cuando era joven, era sometido a varias torturas debido a su violenta conducta. De ahí como, ademas de la lucha y la guerra, su piel se ve marcada por quemaduras y cicatrices.
(5): El "sake" es una bebida alcohólica tradicional japonesa, que se elabora a partir de arroz fermentado. Tiene una variedad de sabores y graduaciones alcohólicas, y se puede servir caliente, frío o a temperatura ambiente.
(6): Criaturas malditas pertenecientes al círculo del Infierno más cercano a la vida, el Limbo. Como menciona Dante en la Divina Comedia: "Aquí llegan los que no cometieron pecado mayor". Pero que por causas no bien justificadas se les fue enviada aquí. Ahora, en busca de recobrar lo que les pertenece, intentan escapar del Limbo del Infierno para conseguir la vitalidad que tanto anhelan.