Cuando por fin llegaron a la puerta de la peque?a ciudad, listos para partir en una nueva misión, Biel sintió un alivio momentáneo. Habían pasado por muchas cosas últimamente, y aunque el camino aún era incierto, al menos tenían una dirección clara.
Pero entonces, sin previo aviso, una luz descendió del cielo. Una columna radiante se formó a pocos metros de donde se encontraba Biel y su grupo, haciendo que todos dieran un paso atrás, instintivamente alertas.
—??Pero qué demonios?! —exclamó Easton, cubriéndose los ojos por el resplandor.
—??Acaso los dioses nos están atacando?! —gritó Xanthe, sacando su bastón.
—No seas dramática, Xanthe —murmuró Sarah, aunque ella también parecía lista para cualquier cosa.
Cuando la luz comenzó a disiparse, una silueta emergió del resplandor. Biel sintió su corazón detenerse un segundo al escuchar una voz familiar:
—Veo que te estás divirtiendo, querido Biel.
Los ojos de Biel se abrieron como platos, su cuerpo se tensó al instante. Reconocía esa voz. Era imposible… pero ahí estaba. Con la garganta seca y un temblor en sus labios, apenas pudo susurrar:
—No puede ser… ?Acaso tú eres…?
La figura dio un paso adelante, dejando que la luz revelara su rostro. Su mirada era intensa, su expresión una mezcla de nostalgia y reproche.
—Veo que aún me recuerdas, querido. Vine por ti porque me importas, pero veo que yo no te importo a ti.
El impacto de sus palabras golpeó a Biel con la fuerza de un vendaval. Su respiración se volvió errática. Todo su mundo pareció tambalearse en ese instante.
—No… esto no tiene sentido… —murmuró para sí mismo. Su mente regresó tres a?os atrás, a la última vez que la vio. A su despedida… en aquel lugar.
Sarah y Xanthe, que habían estado observando la escena, intercambiaron miradas preocupadas.
—?Biel? —preguntó Sarah, acercándose—. ?Qué te pasa? Pareces… un fantasma.
Xanthe se cruzó de brazos y miró a la recién llegada con curiosidad. —Oye, no quiero interrumpir el dramón, pero… ?quién es ella? ?Y por qué Biel parece un pez fuera del agua?
Biel no respondió. Apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo. Su respiración era irregular, sus manos temblaban. Luego, sin previo aviso, una lágrima rodó por su mejilla.
—Después de tres a?os… —susurró, con una mezcla de emoción y confusión—. Después de tanto tiempo… vuelves a aparecer justo aquí…
Easton, que había permanecido en silencio, se inclinó hacia Xanthe y susurró con una sonrisa burlona:
—?Crees que es una ex?
—Definitivamente es una ex —susurró Xanthe de vuelta, asintiendo con seriedad.
Sarah, sin perder el hilo del momento, les lanzó una mirada asesina. —?Pueden dejar de hacer chistes? Está teniendo una crisis existencial aquí.
Pero en el fondo, ella también estaba ansiosa por saber quién era esa mujer y qué significaba para Biel.
Biel intentó hablar, pero su voz se quebró. Apretó los pu?os, luchando por mantener la compostura.
—?Cómo… cómo es posible que estés aquí? —preguntó finalmente, con la voz cargada de emoción.
La recién llegada lo miró en silencio, como si estuviera evaluando su reacción.
—Biel… —susurró con un tono melancólico, dando un paso hacia él.
Biel, todavía abrumado, hizo lo único que podía hacer en una situación como esa.
Se llevó las manos a la cabeza y gritó:
—??QUé ESTá PASANDO?!
El eco de su grito resonó por todo el lugar, dejando a su grupo en completo silencio. Solo el viento acompa?ó la escena, mientras todos esperaban la respuesta que lo cambiaría todo.
Biel respiró hondo, tratando de calmar su mente. Después de unos segundos, levantó la mirada y decidió contarles la verdad.
—Ella se llama Yumi Hanekawa —dijo con voz firme, pero con una leve sonrisa melancólica—. Es una querida amiga que conocí hace tres a?os cuando cursaba el primer grado de preparatoria. Ella estaba en tercero y, cuando se graduó, se fue del país. Desde ese día, no la volví a ver… hasta hoy.
Los demás intercambiaron miradas sorprendidas. Xanthe fue la primera en reaccionar.
—?Yumi Hanekawa? ?Acaso es noble? Su nombre suena... refinado.
Biel negó con la cabeza rápidamente.
—No, ella es originaria de mi mundo, igual que mi hermana y yo. Nosotros llegamos a este mundo de una forma... peculiar.
Sarah cruzó los brazos, aún más intrigada.
—?Quieres decir que hay otros mundos además de este?
Biel asintió lentamente.
—Sí. Y no les había contado antes porque... solo Acalia sabía de dónde vengo.
El impacto de sus palabras dejó a todos en silencio por un momento. Luego, Easton exhaló con incredulidad.
—Entonces, ?existen otros mundos? Esto suena como algo sacado de un cuento.
Charlotte, que había estado escuchando con atención, intervino con una expresión nostálgica.
—Yo también fui transportada aquí por un artefacto... —susurró, mirando a Biel—. Pensé que era la única.
Pero antes de que alguien pudiera seguir con la conversación, Yumi soltó una bomba aún más grande.
—A mí me trajo un dios.
Biel se quedó helado.
—?Un dios? ?Dijiste un dios?
Yumi asintió con seriedad.
—Sí. Cuando estaba en la tienda de antigüedades, un anciano me dijo que él era un dios de este mundo. Dijo que era el encargado de guiar a los héroes hasta aquí. Los llamaba "Los Enviados".
Biel sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—Entonces... el anciano de la tienda... ?era un dios? —susurró, más para sí mismo que para los demás.
—Al parecer sí —afirmó Yumi—. Y cuando volví a Kagerō, no encontré a nadie. Una se?ora me dijo que tú y tu hermana habían desaparecido y que llevaban un mes sin dejar rastro.
—?Un mes? —Biel sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies—. Pero aquí... ha pasado casi un a?o.
El grupo entero se quedó en shock. El tiempo transcurría de manera diferente entre los mundos. Yumi continuó su relato, observando a Biel con intensidad.
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—Después de eso, otro se?or me sugirió que fuera a la tienda de antigüedades. Me dijo que ese había sido el último lugar donde te vieron. Así que fui allí y el anciano me dijo que estabas en otro mundo. No dudé en seguirte… y ahora aquí estoy.
Biel sintió un nudo en la garganta. Quería decir algo, pero antes de que pudiera abrir la boca, Yumi cruzó los brazos y lo miró con ojos entrecerrados.
—Y me encuentro con que estás rodeado de muchas chicas…
Una tensión gélida se apoderó del ambiente. Un aura oscura y amenazante pareció emanar de Yumi mientras Biel sudaba frío.
—E-Esto… no es lo que parece… —intentó justificarse, sintiendo que su vida estaba en peligro.
—?No es lo que parece? —repitió Yumi con una sonrisa dulce… demasiado dulce para ser genuina.
—?Exacto! —Biel levantó las manos en se?al de rendición—. Ellas son mis compa?eras, mis amigas. ?Nada más!
Xanthe y Sarah intercambiaron una mirada cómplice antes de que Sarah a?adiera con picardía:
—Oh, sí. Solo compa?eras. Claro, claro.
Easton no pudo resistir la oportunidad de meter más le?a al fuego.
—?No le vas a contar a Yumi sobre el Torneo del Amor que tuvimos hace poco? —preguntó con una sonrisa traviesa.
—??QUIéN DIJO ESO?! —Biel se volteó alarmado, pero el da?o ya estaba hecho.
Yumi entrecerró los ojos peligrosamente.
—?Torneo del amor? —repitió lentamente, haciendo que Biel sintiera un sudor frío recorrer su espalda.
—?Nada importante! ?Un malentendido! ?Solo un juego sin importancia! —Biel agitó las manos, tratando de calmarla.
Pero Yumi ya se había acercado demasiado, con una sonrisa que no auguraba nada bueno.
—?Ah sí? ?Y quién ganó?
Biel sintió que su alma abandonaba su cuerpo. Mientras intentaba responder, Easton y Xanthe reían por lo bajo, disfrutando de su sufrimiento.
Acalia suspiró y murmuró para sí misma:
—Y pensar que la parte difícil era pelear contra monstruos…
Biel solo pudo pensar en una cosa: Estaba completamente perdido.
Biel sintió cómo la presión en su pecho aumentaba con cada segundo. La mirada de Yumi era un peligro inminente, y el resto del grupo no hacía nada para salvarlo. Xanthe y Easton intercambiaban sonrisas maliciosas, mientras Sarah y Charlotte parecían disfrutar del espectáculo.
—Biel… —Yumi alargó su nombre con un tono dulce, pero Biel sabía que ese tono solo anunciaba tormenta—. ?Quién ganó el Torneo del Amor?
El joven tragó saliva, sintiendo que su destino estaba sellado. Miró a su alrededor buscando ayuda, pero lo único que encontró fueron miradas expectantes.
—Ehm… técnicamente… —empezó, intentando buscar las palabras correctas—. Bueno… fue un evento sin importancia, un peque?o juego entre amigos…
—Pero ganó Acalia —interrumpió Easton con una gran sonrisa—. Biel la escogió a ella.
El silencio que siguió fue ensordecedor.
El aura de Yumi se oscureció aún más. Sus ojos emitían una intensidad que hizo retroceder incluso a Xanthe. Biel sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—Oh… —murmuró Yumi, cruzándose de brazos—. Ya veo.
—?E-Espera, Yumi! ?No es lo que piensas! —Biel levantó las manos, desesperado—. Fue todo un malentendido. ?Yo solo…!
—?Solo qué? —Yumi sonrió, pero Biel supo de inmediato que no era una sonrisa de felicidad. Era la sonrisa de alguien que planeaba su venganza.
Antes de que Biel pudiera seguir defendiendo su vida, Xanthe se acercó a Yumi y le palmeó la espalda.
—Mira el lado positivo, Yumi. Ahora puedes competir directamente —dijo con un tono juguetón.
—?Competir? —Los ojos de Yumi brillaron con determinación—. Oh, no, querida Xanthe. Yo no compito. Yo reclamo lo que es mío.
Biel sintió su alma abandonar su cuerpo por segunda vez en la noche.
—??QUé?! —exclamaron al unísono Sarah, Charlotte y Easton.
Acalia, que hasta ahora había permanecido en silencio, suspiró y se pasó una mano por el cabello.
—Esto se está saliendo de control… —murmuró, aunque en su rostro se dibujó una peque?a sonrisa de diversión.
Biel, completamente acorralado, decidió hacer lo único que podía hacer en ese momento.
—?Miren, un dragón! —gritó se?alando al cielo.
El grupo miró por reflejo y Biel aprovechó la oportunidad para salir corriendo en dirección contraria.
—?Vuelve aquí, cobarde! —gritó Yumi, lanzándose tras él con una velocidad aterradora.
—??Cómo puede correr tan rápido?! —exclamó Easton, maravillado.
—Debe ser el poder del rencor acumulado —dijo Xanthe, asintiendo con seriedad.
Acalia negó con la cabeza y empezó a caminar lentamente en la misma dirección.
—Será mejor que lo alcancemos antes de que Yumi decida transportarlo a otro mundo con una patada —suspiró.
El grupo estalló en carcajadas mientras corrían tras ellos. La misión que tenían en mente quedaría en espera por un momento, ya que lo más importante ahora era salvar a Biel… o al menos, encontrarlo antes de que fuera demasiado tarde.
Biel corría con todas sus fuerzas, zigzagueando entre los árboles mientras sentía la presencia de Yumi cada vez más cerca. Su respiración era pesada y su mente trabajaba a toda velocidad buscando una manera de calmar la situación.
—?Biel, detente y enfrenta tu destino como un hombre! —gritó Yumi, su aura de furia intensificándose.
—?Si me enfrento, mi destino es la muerte! —replicó Biel sin detenerse.
El resto del grupo lo seguía a una distancia prudente, riendo mientras observaban la persecución.
—?Deberíamos ayudarlo? —preguntó Sarah, conteniendo la risa.
—Nah, esto es más entretenido —respondió Xanthe.
Pero justo cuando Biel pensaba que lograría escaparse, su pie pisó mal y tropezó, rodando por el suelo hasta quedar boca arriba. Antes de que pudiera levantarse, Yumi se paró sobre él, cruzando los brazos y mirándolo con una mezcla de indignación y satisfacción.
—Parece que la suerte ya no está de tu lado, Biel —dijo, inclinándose sobre él.
Biel levantó las manos en se?al de rendición.
—?De verdad, Yumi, todo esto es un malentendido! No fue mi intención ocultarte nada, ni tampoco—
Pero Yumi lo interrumpió con un suspiro y, para sorpresa de todos, su expresión cambió de furia a algo más suave. Se quedó en silencio por un momento, luego habló en voz baja.
—No estoy enojada porque hayas hecho nuevos amigos… ni porque estés rodeado de chicas. Estoy enojada porque cuando me fui, nunca supe si volveríamos a vernos. Y ahora que lo hacemos, es en un mundo completamente distinto. No quiero que desaparezcas otra vez.
Biel sintió un nudo en la garganta. No esperaba esas palabras. Lentamente, se incorporó hasta quedar sentado frente a ella y la miró con seriedad.
—Yumi… lo siento. No quería que esto pasara así. Yo te prometí que volveríamos a vernos, pasaron 2 a?os y nunca pude olvidarte, pero por cosa del destino estoy aquí, pero al final la promesa si se cumplió y esta vez haré todo lo posible para que nuestras vidas no vuelvan a separarse.
Yumi parpadeó, sorprendida por la sinceridad en sus palabras. Sus mejillas se sonrojaron un poco antes de apartar la mirada.
—Más te vale, Biel…
El resto del grupo se acercó, sonriendo ante la escena.
—?Qué conmovedor! —exclamó Easton, aplaudiendo dramáticamente.
—?Alguien más sintió que esto fue sacado de una novela romántica? —preguntó Xanthe con una sonrisa burlona.
Biel se puso de pie rápidamente y tosió para ocultar su incomodidad.
—?Ya basta de esto! Aún tenemos una misión que cumplir —dijo, intentando desviar el tema.
Acalia se cruzó de brazos y lo observó con una sonrisa tranquila.
—Sí, pero ahora contamos con un nuevo miembro en el equipo. ?Verdad, Yumi?
La joven miró a Biel por un momento antes de asentir con una peque?a sonrisa.
—Si Biel quiere que me quede, entonces me quedaré.
Biel suspiró, pero en su interior se sintió aliviado. A pesar de lo caótica que había sido su reencuentro, saber que Yumi estaba con él de nuevo le daba fuerzas.
—Bienvenida al equipo, Yumi —dijo con una sonrisa genuina.
El grupo retomó su camino, dejando atrás el caos momentáneo. Pero en la mente de Biel, la promesa que hizo resonaba con fuerza.
Te prometo que volveremos a vernos.
Después de todo, Biel y los demás continuaron su misión, ahora con Yumi como la nueva integrante del grupo. El sol brillaba en lo alto mientras caminaban por el sendero que los llevaba al área donde los dragones habían estado atacando a los viajeros. El viento era fuerte, arrastrando consigo el olor a tierra y cenizas.
—Bien, la misión es acabar con tres dragones que están atacando a los viajeros —dijo Biel con determinación.
Easton sonrió con confianza y cruzó los brazos.
—Eso será fácil. Amigo, tienes el poder de Rey Demonio, ?qué pueden hacer unos simples dragones contra ti?
Biel sacudió la cabeza con una sonrisa.
—Sí, pero esta vez solo usaré las habilidades que me fueron otorgadas al momento de llegar a este mundo. Quiero probarme a mí mismo.
—Está bien, si tú lo dices —dijo Easton con un encogimiento de hombros.
De repente, a lo lejos, dos enormes siluetas surcaron el cielo. Sus alas batían con fuerza, haciendo que el aire vibrara con su energía. Sus rugidos resonaron como truenos, haciendo temblar el suelo bajo sus pies.
—?Ahí están! —exclamó Xanthe, se?alando los dos dragones que sobrevolaban la zona.
Biel apretó los pu?os, su mirada firme.
—Vamos, es hora de cumplir con la misión.
El grupo avanzó con cautela, acercándose al área donde los dragones descendían en busca de su próxima presa. Biel fue el primero en lanzarse al ataque, concentrando su fuerza en su pu?o derecho. Se impulsó con gran velocidad y se preparó para golpear al primer dragón en el flanco.
Pero antes de que su golpe conectara, el dragón agitó su cola con una velocidad sobrehumana y lo impactó de lleno en el pecho. Biel salió disparado como un proyectil y chocó violentamente contra una formación rocosa, dejando una gran grieta en el suelo antes de caer inconsciente.
—?Biel! —gritó Yumi, su voz llena de preocupación.
Los demás sintieron un escalofrío. Si Biel había sido derrotado con un solo golpe, esto no era normal.
—?Imposible! —exclamó Ylfur, corriendo hacia su amo—. ?Cómo puede ser tan fuerte?
Sin dudarlo, se lanzó al ataque, pero el dragón lo interceptó con un rápido giro y lo lanzó varios metros lejos, estrellándolo contra el suelo con violencia.
Easton frunció el ce?o, sintiendo un extra?o presentimiento.
—Esto no tiene sentido… Desde cuándo los dragones son tan fuertes…
En ese momento, Yumi, con su mente analítica en acción, activó una de sus habilidades divinas: "Escáner". Sus ojos brillaron con un resplandor azul mientras recopilaba información sobre los dragones.
Lo que vio la dejó helada.
—?Están siendo controlados! —gritó con urgencia.
—?Qué? —preguntó Sarah, sorprendida.
—El dragón… No es solo su fuerza. Está siendo manipulado por magia avanzada —explicó Yumi, compartiendo la información con los demás—. Hay alguien controlándolos desde las sombras.
El grupo se tensó. Esto complicaba las cosas. Un dragón era peligroso por sí solo, pero un dragón con su poder amplificado por magia oscura era una amenaza aterradora.
Sarah apretó los dientes.
—Esto será un gran problema…
Mientras tanto, Biel yacía inconsciente, sus pensamientos sumidos en la oscuridad. Pero en lo profundo de su mente, una voz conocida resonó.
—Aún no puedes caer aquí… —era la voz de Monsfil—. Levántate, Biel. La verdadera batalla apenas comienza…