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Capítulo 30: Regreso a Casa

  El cuerpo de Biel se desplomó en el suelo con un golpe sordo, su aliento entrecortado y su rostro cubierto de sudor. La batalla había exigido todo de él. Sus compa?eros corrieron a su lado, sus expresiones reflejaban angustia y preocupación.

  —?Biel! —Charlotte fue la primera en arrodillarse junto a él, sacudiéndolo con suavidad—. ?Responde!

  Ryder y Raizel no tardaron en unirse, la incertidumbre reflejada en sus rostros.

  —No puede ser... No después de todo lo que ha pasado —susurró Ryder con el ce?o fruncido, apretando los pu?os.

  Raizel se inclinó sobre Biel, su mirada penetrante intentando encontrar alguna se?al de que aún estaba con vida. Su mano temblorosa tocó la mejilla de Biel. Estaba frío. Demasiado frío.

  —él... él sigue vivo, pero su energía está completamente drenada —murmuró Raizel, su voz apenas un hilo de sonido.

  —Debe haber algo que podamos hacer —dijo Charlotte con desesperación, mirando a los demás.

  Fue entonces cuando la diosa Yael —Enit, como algunos la conocían— dio un paso adelante, irradiando una presencia serena pero imponente. Su mirada recorrió a los presentes antes de posarse en Biel.

  —Tranquilos —su voz resonó con una calma absoluta, silenciando el temor del grupo—. él está bien. Solo está agotado tras haber liberado tanta energía en su forma de Rey Demonio. Puedo ayudarlo.

  Charlotte la miró con ojos suplicantes.

  —Por favor, ayúdalo. No podemos perderlo ahora.

  Yael asintió con suavidad y extendió su mano sobre Biel. Una luz dorada brotó de sus dedos, envolviendo el cuerpo inerte del joven con un resplandor cálido y reconfortante.

  —Como Diosa de los espíritus, te devuelvo la energía que perdiste —declaró Yael con solemnidad—. Porque tu sacrificio ha ayudado a este mundo.

  La luz creció en intensidad, formando remolinos de energía que parecían respirar con vida propia. Un suave susurro recorrió el aire, como si los mismos espíritus estuvieran cantando en armonía con el poder de la diosa.

  Momentos después, Biel abrió los ojos lentamente, parpadeando al encontrarse con la imagen de su hermana, cuyo rostro estaba ba?ado en lágrimas de alivio.

  —?Qué pasó...? —su voz era débil, pero firme.

  Charlotte soltó una risa entrecortada y lo abrazó con fuerza.

  —Hermanito, te desmayaste... Tu energía se agotó por completo, pero la diosa te la devolvió.

  Biel sintió la calidez de su hermana y cerró los ojos por un instante, disfrutando del momento. Luego miró a su alrededor, encontrando las miradas de Raizel y Ryder.

  —Veo que están todos aquí —susurró, esbozando una débil sonrisa.

  Luego giró su atención a Yael, cuyos ojos brillaban con una sabiduría ancestral.

  —Reina Yael... o diosa Enit... ?me concedes el derecho de volver al mundo humano?

  La diosa guardó silencio por un momento, como si midiera el peso de su decisión. Finalmente, asintió.

  —Biel, te otorgo el derecho de regresar al mundo humano. Y no solo eso —su voz resonó con determinación—. Hoy haré un pacto con los humanos y los demonios. Lo que ocurrió en el pasado quedará en el pasado. De ahora en adelante, permitiré que ambos puedan viajar libremente entre mundos.

  Un murmullo de sorpresa recorrió a los presentes. Este pacto podía cambiar el destino de ambos mundos para siempre.

  Biel respiró hondo, sintiendo cómo su corazón latía con renovada esperanza. Su viaje aún no había terminado. Pero este era un nuevo comienzo.

  Mientras tanto, en el mundo humano, la tensión era palpable. Acalia y los demás rodeaban el cuerpo inerte de Biel, protegiéndolo de la amenaza inminente. Frente a ellos, un grupo de asesinos enviados por Gard, liderados por Kurusume, se aproximaba con intención de tomar el Fragmento del Infinito.

  —Entreguen el fragmento que porta Biel y no les haré da?o —dijo Kurusume con voz calmada, pero su mirada reflejaba una frialdad inquebrantable.

  Acalia se adelantó un paso, su espada brillando con una tenue luz.

  —No dejaremos que toques el cuerpo de Biel.

  Kurusume soltó una leve risa.

  —?Por qué tanto esfuerzo si ya está muerto? Los muertos no pueden volver a la vida. Solo entréguenme el fragmento y denle una sepultura digna. Después de todo, murió protegiéndote a ti... o eso crees.

  Acalia sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero su determinación no flaqueó.

  —él volverá. Estoy segura de ello.

  Kurusume entrecerró los ojos, evaluando sus palabras.

  —Ya veo... Crees que puede regresar porque se lo pedirás a la Reina de los Espíritus. Interesante, pero tengo entendido que esa diosa odia tanto a los humanos como a los demonios. Y tu amigo es ambas cosas... no creo que regrese.

  El asesino avanzó lentamente, colocando su mano sobre la empu?adura de su katana.

  —Tendremos que quitárselo de su cadáver.

  Antes de que pudiera dar otro paso, Ylfur, el Caballero Oscuro, se interpuso en su camino. Su espada resonó al chocar contra el suelo, y su mirada se clavó en Kurusume con determinación absoluta.

  —No permitiré que nadie toque el cuerpo de mi amo.

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  A su lado, Easton, Xanthe y Sarah se alzaron con firmeza.

  —Protegeremos a Biel a toda costa —dijeron al unísono.

  Kurusume inclinó la cabeza con una sonrisa de malicia.

  —?Interesante! Están dispuestos a dar la vida por él. Debe ser alguien realmente poderoso. Esto se pondrá entretenido.

  La batalla estalló en un instante.

  El fragor del combate resonó por toda la zona. Chispas saltaron cuando las espadas se cruzaron, y la magia iluminó el campo de batalla con explosiones de energía. Cada uno de los aliados de Biel peleaba con todas sus fuerzas, pero Kurusume demostró ser un oponente formidable.

  Tras una ardua lucha, los cuerpos de Easton, Xanthe y Sarah yacían en el suelo, inconscientes. Solo Acalia y Ylfur permanecían en pie, jadeando y con heridas visibles.

  Kurusume se limpió un leve rasgu?o en la mejilla y esbozó una sonrisa burlona.

  —Ya veo... Ustedes dos son los más fuertes de este grupo. Pero lamento informarles que yo soy mucho más fuerte que ustedes. Este es su fin.

  Acalia, tambaleante, pero con la determinación intacta, sostuvo su espada con ambas manos.

  —No importa cuán fuerte seas, protegeré a Biel a toda costa.

  Con un rugido de furia, Ylfur se lanzó hacia Kurusume en un último intento por detenerlo. Sin embargo, con un único golpe devastador, el Caballero Oscuro cayó al suelo, inmóvil.

  Kurusume sacudió la cabeza con desdén.

  —Solo quedas tú, Acalia. Ahora, después de derrotarte, tomaré el fragmento y me marcharé.

  El destino de Biel pendía de un hilo.

  Regresando al mundo espiritual, Yael observó a Biel con una mirada serena y decidida.

  —Yo misma te llevaré al mundo humano —anunció con solemnidad—. Es mi forma de agradecerte por haberme salvado de Maelista.

  Biel asintió, sintiendo una mezcla de alivio y urgencia.

  —De acuerdo. Entonces volvamos al mundo humano, Charlotte, Ryder y... también Raizel.

  Raizel parpadeó, sorprendida. No esperaba que Biel quisiera que ella también lo acompa?ara.

  —?Estás seguro de que deseas que vaya contigo al mundo humano? —preguntó con incertidumbre en su voz.

  Antes de que Biel pudiera responder, Charlotte intervino con una sonrisa traviesa.

  —?Mi hermano está enamorado de ti, Raizel! Por eso quiere que vayas con él.

  Raizel sintió su rostro arder de inmediato, sus mejillas ti?éndose de un rojo intenso.

  —?Charlotte, deja de decir tonterías! —exclamó Biel, claramente avergonzado—. No es por eso. Raizel me ayudó mucho en este mundo, y creo que su presencia será importante en lo que viene.

  Charlotte cruzó los brazos con una sonrisa de satisfacción.

  —No me enga?as, hermanito. Pero bueno, no diré nada más... por ahora.

  En ese momento, una figura conocida emergió de entre las sombras: Rizeler. Su mirada era seria y llena de determinación.

  —Biel, más te vale cuidar de mi hermana —declaró en tono amenazante—. Si algo le sucede, te las verás conmigo.

  Biel mantuvo la mirada firme y asintió sin titubear.

  —Protegeré a Raizel a toda costa.

  Raizel, que ya de por sí estaba sonrojada, sintió su corazón latir con fuerza ante aquellas palabras.

  Charlotte, divertida por la situación, se inclinó hacia Ryder con una sonrisita.

  —Eso es amor.

  Ryder soltó una leve risa.

  —Así parece.

  —?Hermana, ya basta! —protestó Biel, cubriéndose el rostro con frustración.

  Yael, quien había observado la escena con una paciencia infinita, interrumpió con tono apremiante.

  —Debemos darnos prisa en volver a tu mundo. Algo malo está ocurriendo.

  De repente, frente a ellos aparecieron pantallas de energía, mostrando escenas del mundo humano. En ellas, se veía a Acalia, Ylfur, Easton, Xanthe y Sarah luchando con todas sus fuerzas. Sus cuerpos estaban cubiertos de heridas y su respiración era pesada. Frente a ellos se alzaba una figura oscura: Kurusume.

  Los ojos de Biel se abrieron con sorpresa y rabia.

  —Otra vez él... Pensé que no volvería a interponerse en nuestro camino.

  El corazón de Biel se aceleró al ver la desesperación en los rostros de sus amigos. No podía permitirse perder más tiempo.

  —?Debemos darnos prisa! —exclamó con determinación—. Tengo que salvarlos.

  Yael asintió y extendió sus brazos, generando un resplandor cegador.

  —Muy bien, Biel. Volvamos al mundo humano.

  El destino los llamaba, y el tiempo se agotaba.

  En el mundo humano, Acalia cayó al suelo inconsciente. Su cuerpo exhausto apenas respiraba tras la feroz batalla. Kurusume la observó con una sonrisa de triunfo y se acercó lentamente al cuerpo de Biel.

  —Ahora tomaré el Fragmento y me marcharé de estas tierras oscuras —murmuró para sí mismo.

  El entorno seguía envuelto en penumbras. Aún se encontraban en las tierras oscuras del dominio del Rey Vampiro Lip. Kurusume extendió la mano hacia el Fragmento del Infinito cuando, de repente, una luz cegadora iluminó todo el lugar. La tierra oscura, sumida en sombras perpetuas, comenzó a parecer de día. Kurusume retrocedió instintivamente, su expresión pasando de la confianza a la incertidumbre.

  —???Qué es esto?! —exclamó, cubriéndose los ojos ante el resplandor.

  De la luz emergieron siluetas. Primero aparecieron Charlotte, Ryder y Raizel, sus rostros serios y determinados. Luego, una figura majestuosa se hizo presente: la Diosa Enit. Su aura emanaba una energía abrumadora, su mirada se posó con frialdad sobre Kurusume.

  —Humano... —su voz resonó con un eco celestial—. ?Tú eres quien atacó a los amigos de Biel?

  Kurusume sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Por primera vez, no pudo pronunciar palabra. Su cuerpo tembló ante la presencia divina.

  Sin perder más tiempo, Enit levantó la mano y una onda de energía curativa se expandió por el campo de batalla. Poco a poco, los cuerpos de Acalia, Easton, Xanthe y Sarah fueron recuperando fuerzas. Sus heridas desaparecieron y sus ojos se abrieron con asombro.

  Acalia se incorporó con dificultad y miró a su alrededor.

  —?Qué está pasando aquí...? —murmuró, confundida.

  Fue entonces cuando notó que el cuerpo de Biel, que yacía inmóvil momentos antes, estaba rodeado por un pilar de luz resplandeciente. Su corazón latió con fuerza al verlo elevarse lentamente en el aire.

  El resplandor se intensificó, y todos observaron con asombro cómo Biel emergía de la luz con un aura completamente renovada. Su energía era abrumadora, casi divina.

  Biel abrió los ojos y respiró hondo antes de hablar:

  —He vuelto.

  Kurusume, aún más aterrorizado, dio varios pasos atrás. No podía creer lo que veía. El poder que emanaba Biel era indescriptible.

  —?Imposible! ?Tu cuerpo estaba muerto! ?Qué clase de ser eres...? —exclamó Kurusume con voz temblorosa.

  Por otro lado, Gard, quien se encontraba en su fortaleza, sintió un escalofrío y cerró los ojos con frustración.

  —Tch... Parece que tendré problemas otra vez con ese tipo —murmuró, frunciendo el ce?o.

  Más allá de la tierra, en el Umbral de los Dioses, varias figuras divinas contemplaban la escena con gran interés.

  —Ese humano es impresionante —comentó Solaryon, el Dios de la Luz, cruzando los brazos con curiosidad.

  —Veo también que la Diosa de los Espíritus, Enit, ha intervenido —a?adió Nyxaris, el Dios de las Sombras, con una expresión enigmática.

  Chronasis, el Dios del Tiempo, observó detenidamente la escena, su mirada reflejando múltiples líneas temporales a la vez.

  —Esto solo ocurre en esta línea de tiempo —susurró—. En ninguna otra, este evento llegó a suceder.

  Thalgron, el Dios de la Guerra, soltó una carcajada ronca.

  —Interesante. Si ese humano sigue desafiando el destino, las cosas se pondrán aún más entretenidas.

  Volviendo con Biel, él bajó la mirada y se acercó lentamente a Kurusume. Su sombra se proyectó sobre el aterrorizado asesino.

  —Dile a tu se?or —su voz era firme y letal— que luego iré por él.

  Antes de que Kurusume pudiera reaccionar, Biel extendió su mano y una energía oscura lo envolvió por completo. Con un gesto de su brazo, Biel lo lanzó por los aires con una fuerza abrumadora, enviándolo lejos del campo de batalla.

  Todos los presentes quedaron en silencio.

  Acalia fue la primera en reaccionar. Se acercó a Biel con los ojos humedecidos, sintiendo una mezcla de alivio y emoción.

  —Gracias por volver... —susurró, antes de lanzarse a sus brazos en un abrazo firme.

  Biel se tensó por un instante, sorprendido, pero luego correspondió al abrazo con una sonrisa de gratitud.

  Charlotte, que observaba la escena con una sonrisa traviesa, se inclinó hacia Raizel.

  —Creo que tienes competencia —susurró con picardía.

  Raizel sintió su rostro arder, desviando la mirada con nerviosismo.

  Ryder, por su parte, cruzó los brazos y soltó una leve carcajada.

  —Bueno, al menos esto se está poniendo interesante.

  Biel suspiró, sintiéndose abrumado, pero al mismo tiempo aliviado. Había vuelto.

  Fragmentos de lo Infinito! La historia sigue avanzando y las piezas del rompecabezas empiezan a encajar. ?Qué creen que pasará en el próximo capítulo? ?Déjenme sus teorías en los comentarios!

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