Aquella misma noche Fernando tuvo una conversación Jose para que este le dijera cuando iba a ser esa reunión con el obispo. Fernando le reprochó que le contase todo a su mujer sin su consentimiento y le hizo comprometerse a entrometerse en su vida familiar, o al menos a no mezclar la política con la vida personal
Al día siguiente, a las doce del mediodía acudieron al Palacio episcopal, al lado de la plaza de la Universidad de Derecho y Filología. Allí en la puerta le esperaba su amigo Jose, vestido de traje, al igual que él.
- Vamos, que nos esperan. - dijo Jose con una mezcla de impaciencia y nerviosismo.
Fernando estaba un poco tenso, la discusión con su mujer de la noche anterior le había dejado mal cuerpo y dudaba de lo que el obispo les fuera a pedir.
Entraron en el salón de recepciones del obispo. El obispo era un hombre mayor, de unos setenta a?os, pero que parecía tener la vitalidad de alguien mucho más joven. Les esperaba con la cabeza alta, sentado en su trono, con la mirada fija en los visitantes.
- Buenos días, Monse?or.- dijeron ambos yendo a besarle el anillo al obispo como mandaba el protocolo.
- Buenos días- respondió.-
El obispo les invitó a sentarse y ellos empezaron a hablarle de su proyecto.
- Verá, monse?or.- empezó Jose.- mi amigo Fernando y yo venimos a presentarle nuestra candidatura al congreso de los diputados por Valladolid para estas nuevas elecciones legislativas.- empezó. Ante el asentimiento del obispo, Jose siguió hablando.- nuestra idea es crear un partido de derechas parecido al PRR, que ahora mismo está en la ruina, pero con una clara tendencia de apoyo a la iglesia católica. A parte de ser un partido moderado de derechas que podría atraer a votantes de la izquierda moderada, podríamos incluso ser un apoyo para la CEDA u otras formaciones, que cada vez pierden más votantes por ciertos episodios de radicalización.
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El obispo reflexionó sobre lo dicho y respondió:
- Ciertamente vuestra propuesta es interesante siempre y cuando no suponga un motivo de división dentro del bloque de derechas en Espa?a.- dijo el obispo.- a la iglesia le interesa que sus defensores, la derecha, sean fuertes y puedan gobernar, si su partido va a fragmentar ese bloque, como pasa con las izquierdas, no les apoyaremos.
- Pero , monse?or.- contestó Jose. - como ya le he dicho, nuestra idea es captar votantes de la izquierda moderada que ven como el Partido socialista y los comunistas cada vez son más radicales, ?Entiende? No pretendemos robar votantes de la derecha sino de la izquierda.
- Si esa va a ser vuestra estrategia, recibiréis apoyo económico y público de la iglesia en Valladolid, no lo duden.- dijo el obispo convencido por Jose.
- Muchas gracias, monse?or.- dijo Fernando hasta el momento en silencio.
- Pero a parte de esa condición van a tener otras tres condiciones.- dijo el obispo lejos de darles alas.
- Si , monse?or, díganos por favor-. dijo Jose impaciente.
- No van a pactar con ningún partido de izquierdas ni con independentistas, no van a votar en contra de ninguna propuesta de la CEDA o el PRR, y por último, van a seguir la línea política que desde el arzobispado les marquemos.-
- Pero monse?or.- le cortó Fernando.- eso supondría ser el partido de la iglesia, no tendríamos ninguna independencia.
- ?No es eso lo que quieren?
- Pues...- dijo Fernando dudoso.
- Pues claro que sí, monse?or. -le cortó Jose.- aceptamos todas las condiciones y las cumpliremos con gusto.
Fernando se molestó por la desautorización de su amigo, pero tuvo que callarse para no dar mala imagen ante el obispo.
- Muy bien, hoy mismo les haremos una trasferencia bancaria en el banco de Espa?a, ha sido un placer.- dijo el obispo.
- Igualmente, monse?or.- dijo Jose para después besarle la mano al igual que Fernando.
Jose salió de la reunión muy contento, habían logrado el apoyo de la iglesia de Valladolid, algo que sería una catapulta hacia el congreso de los diputados, pero Fernando salía muy mosqueado.
- ?Qué mosca te ha picado, Jose?- le recriminó Fernando.
- ?Por qué dices eso?- preguntó extra?ado.
- Has aceptado que nuestro partido sea el esclavo del arzobispado, vamos a estar atados a ellos, no vamos a poder hacer lo que queramos.- dijo Fernando.
- Lo sé, pero es la única manera, cuando tengamos los suficientes apoyos, dejaremos de depender de ellos, pero por el momento los necesitamos..