El amanecer trajo consigo un aire denso y cargado de incertidumbre. Después de su enfrentamiento con Kurusume, el grupo había decidido acampar en un claro del bosque para recuperar fuerzas. A pesar de la aparente tranquilidad, una tensión silenciosa envolvía a todos.

  Biel se encontraba sentado junto a la fogata, mirando las brasas con expresión pensativa. Sus pensamientos giraban en torno a las palabras de Kurusume y al misterioso "Gran Se?or Gard". No podía evitar preguntarse qué tan poderoso era realmente ese enemigo y por qué lo estaban buscando.

  —?No puedes dormir? —preguntó Acalia, acercándose con pasos ligeros.

  Biel levantó la vista, sorprendido por su presencia. -No. Hay demasiadas cosas en mi cabeza.

  Acalia se sentó a su lado, cruzando los brazos. —Es normal. Has enfrentado mucho en poco tiempo.

  —No solo eso. Me preocupa lo que dijo Kurusume. ?Por qué Gard nos quiere muertos? Apenas entiendo qué está pasando aquí —dijo Biel, apretando los pu?os.

  Acalia lo miró en silencio por un momento antes de hablar. —Gard no es alguien que actúe sin motivo. Si te estás buscando, significa que representa una amenaza para él, aunque todavía no lo sepas.

  —?Una amenaza? Pero yo ni siquiera sé usar bien mis habilidades —respondió Biel, frustrado.

  —Por eso estoy aquí. Para ayudarte a descubrir tu verdadero potencial —dijo Acalia con firmeza.

  Antes de que Biel pudiera responder, un ruido entre los arbustos interrumpió su conversación. Ambos se pusieron de pie al instante, con Acalia desenvainando su espada. Easton y Xanthe salieron de sus tiendas, alertados por el sonido.

  — ?Qué fue eso? —preguntó Xanthe, mirando nerviosamente alrededor.

  —No lo sé, pero no estamos solos —respondió Acalia, con los ojos fijos en la oscuridad.

  De entre las sombras surgió una figura encapuchada, pero esta vez no era Kurusume. Era un hombre de mediana edad, con cabello gris y una armadura desgastada. Levantó las manos en se?al de paz.

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  —Por favor, no ataquen. No estoy aquí para luchar —dijo con voz ronca.

  Acalia no bajó su espada. —?Quién eres y qué quieres?

  El hombre dio un paso adelante, revelando un rostro marcado por cicatrices. —Mi nombre es Kael. Soy un antiguo servidor de Gard, pero lo abandoné cuando vi la verdadera naturaleza de sus aviones. He venido a advertirles.

  — ?Anunciarnos? —preguntó Easton, con el ce?o fruncido.

  Kael ascendió. —Gard no es solo un tirano. Está buscando algo llamado el Fragmento del Infinito. Si lo consigue, tendrá el poder de controlar no solo este mundo, sino todos los que están conectados a él.

  Las palabras de Kael hicieron que Biel sintiera un escalofrío recorrer su espalda. Miró a Acalia, quien mantenía una expresión seria.

  — ?Por qué deberíamos confiar en ti? —preguntó Acalia.

  Kael bajó la mirada, como si estuviera avergonzado. —Porque yo fui quien ayudó a Gard a encontrar los primeros fragmentos. Pero cuando vi lo que hacía con ese poder, no pude seguir apoyándolo. Ahora intento redimirme.

  — ?Cuántos fragmentos tiene Gard? —preguntó Biel, dando un paso adelante.

  —Dos. Y está buscando el tercero. Si lo encuentra, será casi imparable —respondió Kael.

  Xanthe cruzó los brazos, pensativa. —Y ?qué hacemos nosotros? Apenas logramos enfrentarnos a Kurusume.

  Kael miró a Biel con intensidad. —Ustedes tienen algo que Gard no tiene: la capacidad de unir a los fragmentos de manera pura. él los fuerza, los corrompe. Pero ustedes... ustedes son la clave para detenerlo.

  — ?Cómo lo sabes? —preguntó Acalia, con un tono sospechoso.

  Kael sacó un peque?o pergamino de su cinturón y se lo entregó. —Esto es todo lo que sé. Es un mapa que lleva al tercer fragmento. Si lo encuentran antes que Gard, tendrán una oportunidad.

  Acalia tomó el pergamino y lo examinó rápidamente. Luego ascendió. —Está bien. Pero si descubres que estás mintiendo, te arrepentirás.

  Kael asintió solemnemente. —Lo entiendo. Pero no les mentiré. Mi vida ya no tiene valor comparado con lo que está en juego.

  El grupo pasó el resto de la noche discutiendo su próximo movimiento. A medida que el sol comenzaba a salir, Biel sintió una nueva determinación crecer en su interior. Sabía que el camino por delante sería peligroso, pero también sabía que no podía darse cuenta por vencido.

  —Vamos a encontrar ese fragmento —dijo Biel, mirando a sus compa?eros con determinación.

  Acalia ascendió. —Y vamos a detener a Gard, cueste lo que cueste.

  Con esas palabras, el grupo se preparó para partir, sin saber que el destino les tenía reservados desafíos aún mayores.

  ?Gracias por llegar al final de este capítulo lleno de revelaciones!

  Aquí las piezas empiezan a encajar, y las tensiones se elevan mientras los secretos del Fragmento y los enemigos de Biel se revelan poco a poco. Me encantó explorar las emociones y reacciones de los personajes mientras enfrentan estos momentos decisivos.

  ?Qué opinan de los nuevos descubrimientos? ?Qué creen que les deparará el destino a Biel y su grupo? Estoy deseando leer sus comentarios y teorías sobre las revelaciones y los posibles giros que se avecinan.

  El próximo capítulo promete más desafíos y un vistazo más cercano a las verdaderas fuerzas que se están moviendo en este mundo. ?Nos vemos pronto en el siguiente fragmento de lo infinito!

  Con agradecimiento,

  Fragmento de lo Infinito