home

search

Capítulo 5: Kurusume, el asesino encapuchado

  El sol comenzaba a descender, proyectando largas sombras a través del denso bosque. Biel, Acalia, Xanthe y Easton avanzaban en silencio por un estrecho sendero. Desde que habían dejado la aldea atrás, la atmósfera había cambiado. Cada paso que daban se sentía más pesado, como si algo invisible los estuviera observando desde las sombras.

  —Este lugar no me gusta —dijo Xanthe en voz baja, mirando nerviosamente a su alrededor.

  —No estás sola. Hay algo aquí que no es natural —respondió Easton, sosteniendo su bastón con fuerza.

  Acalia, que lideraba el grupo, se detuvo abruptamente. —Silencio —ordenó, levantando una mano.

  Biel sintió un escalofrío recorrer su espalda. Había algo en el aire, una tensión palpable que lo hacía sentir vulnerable. Antes de que pudiera preguntar qué ocurría, una risa baja y siniestra resonó entre los árboles.

  —Así que ustedes son los que se interpusieron en los planes del Gran Se?or Gard —dijo una voz masculina, profunda y burlona.

  El grupo se giró en dirección a la voz, pero no vieron a nadie. Biel sintió su corazón latir con fuerza mientras apretaba los pu?os. —?Quién eres? ?Muéstrate!

  Una figura emergió de entre las sombras, caminando con calma. Era un hombre alto, vestido con una capa negra que ocultaba gran parte de su cuerpo. Su rostro estaba cubierto por una máscara blanca decorada con intrincados grabados rojos, y llevaba dos dagas en sus manos, cada una emanando un aura oscura.

  —Mi nombre es Kurusume —dijo, inclinando ligeramente la cabeza—. Y estoy aquí para cumplir con mi deber: eliminar a cualquiera que represente una amenaza para el se?or Gard.

  —?Como si fuera tan fácil! —gritó Xanthe, levantando sus manos mientras una esfera de fuego se formaba entre ellas.

  Antes de que pudiera lanzar su hechizo, Kurusume desapareció en un parpadeo. Un instante después, estaba detrás de Xanthe, con una de sus dagas apuntando a su cuello.

  —Demasiado lenta —susurró Kurusume con una sonrisa cruel.

  —?No te atrevas! —gritó Easton, lanzando una descarga de hielo hacia Kurusume. Pero el asesino se movió con una velocidad imposible, esquivando el ataque y retrocediendo hacia las sombras.

  This novel is published on a different platform. Support the original author by finding the official source.

  El grupo se reunió rápidamente, formando un círculo para cubrirse mutuamente. Biel miró a Acalia, buscando alguna instrucción.

  —?Qué hacemos? —preguntó, tratando de mantener la calma.

  Acalia desenvainó su espada y fijó su mirada en el bosque. —Manténganse juntos. Kurusume no es un enemigo cualquiera. Su habilidad para moverse entre las sombras lo hace peligroso, pero no invencible.

  —?Y qué hay de ti? —preguntó Xanthe, su voz temblando ligeramente.

  —Yo me encargaré de distraerlo. Necesito que ustedes encuentren su punto débil —respondió Acalia con firmeza.

  Antes de que pudieran protestar, Kurusume reapareció, lanzándose hacia ellos con ambas dagas al frente. Acalia bloqueó el ataque con su espada, y el choque de las armas resonó como un trueno. El asesino retrocedió, sorprendido por la fuerza de Acalia.

  —Interesante. No esperaba encontrar a alguien como tú aquí —dijo Kurusume, con una sonrisa detrás de su máscara.

  Acalia no respondió. En lugar de eso, avanzó con rapidez, lanzando un ataque tras otro. Kurusume esquivaba con elegancia, pero cada vez le costaba más mantenerse a la altura de la habilidad de Acalia.

  Mientras tanto, Biel observaba la batalla, tratando de encontrar una oportunidad para ayudar. Fue entonces cuando notó algo: cada vez que Kurusume desaparecía en las sombras, su máscara emitía un leve brillo rojo.

  —?Su máscara! Es lo que le da poder —gritó Biel, se?alando a Kurusume.

  Easton asintió rápidamente. —Entendido. Xanthe, cúbreme.

  Xanthe lanzó una serie de bolas de fuego hacia Kurusume, obligándolo a mantenerse en movimiento. Mientras tanto, Easton comenzó a recitar un hechizo, concentrándose en la máscara del asesino.

  —?No lo permitiré! —rugió Kurusume, lanzándose hacia Easton. Pero antes de que pudiera alcanzarlo, Biel se interpuso en su camino, utilizando su habilidad de "Ráfaga ágil" para bloquear su avance.

  —No tan rápido —dijo Biel, esquivando los ataques de Kurusume con movimientos rápidos y precisos.

  Finalmente, Easton completó su hechizo. Una lanza de hielo se materializó en el aire y voló directamente hacia la máscara de Kurusume. El impacto fue devastador: la máscara se rompió en pedazos, y el asesino cayó al suelo, jadeando.

  —?Qué... qué han hecho? —murmuró Kurusume, intentando levantarse.

  Acalia se acercó lentamente, apuntando su espada al cuello del asesino. —Tu tiempo ha terminado. Dile a tu se?or que no le tememos.

  Kurusume se río débilmente. —Esto... no ha terminado. Gard... vendrá por ustedes...

  Con esas palabras, el asesino desapareció en una nube de sombras, dejando atrás solo el eco de su risa.

  El grupo se quedó en silencio por un momento, recuperándose del enfrentamiento. Finalmente, Xanthe habló.

  —?Creen que volverá?

  Acalia guardó su espada y respondió con frialdad. —No importa. Lo importante es que estamos un paso más cerca de entender a nuestro enemigo.

  Biel miró a sus compa?eros, sintiendo una mezcla de alivio y determinación. Sabía que esto era solo el comienzo de algo mucho más grande.

  Fragmento de lo Infinito

Recommended Popular Novels