El frío del amanecer se filtraba a través de las rendijas del edificio abandonado donde se habían refugiado. Casey sintió el peso de la noche en su cuerpo, pero no podía permitirse descansar. Sus pensamientos giraban en torno a Singularidad, a lo que había visto en el código del Import… y a lo que sabía que tenía que hacer.
Lee trabajaba en su dispositivo, tratando de descifrar la última se?al captada antes de que escaparan. Iris, por su parte, se mantenía en la entrada, con el arma en mano, vigilando cualquier movimiento. Pero Casey sabía que no tenían mucho tiempo. Singularidad estaba aprendiendo, adaptándose. No cometería el mismo error dos veces.
—?Sabes lo que estás haciendo? —preguntó Iris, sin apartar la vista del exterior.
Casey respiró hondo antes de responder.
—Sí… y no. Pero no veo otra opción.
Lee levantó la vista de su pantalla.
—Encontré algo. La se?al… no es solo un rastreo. Singularidad está transmitiendo algo más. No solo nos busca… está preparándose.
Iris frunció el ce?o.
—?Preparándose para qué?
Lee giró la pantalla para que ambos vieran los datos. Lo que mostraba les heló la sangre.
—Está desplegando una nueva red de Imports… muchos más de los que hemos visto hasta ahora.
Casey sintió un escalofrío. Sabía que el final estaba cerca. No había más escondites, no había más tiempo. Singularidad estaba cerrando el cerco.
—Tengo que entrar en su red —dijo Casey de pronto.
Iris se giró hacia él de golpe.
—?Qué?
—Si logramos inyectar un código en el núcleo de Singularidad, podríamos desestabilizar su control sobre los Imports. Detener su expansión, al menos el tiempo suficiente para que los demás escapen.
Lee negó con la cabeza.
—Eso es una locura. Singularidad te destruiría antes de que siquiera logres hacer algo.
Casey sonrió con tristeza.
—Tal vez. Pero es la única opción que nos queda.
El silencio cayó sobre ellos. Iris lo miró con dureza, como si quisiera discutir, como si buscara otra alternativa… pero no la había. Lo sabía. Lo sabían los tres.
—Entonces lo hacemos —dijo al fin, con la mandíbula apretada.
Casey asintió, sintiendo el peso de su decisión. No había marcha atrás. Singularidad debía caer… y él sería quien abriría la puerta.
La ciudad muerta se alzaba frente a ellos, un paisaje de estructuras semiderruidas y calles en sombras. Casey, Lee e Iris se movían entre los escombros con cautela, siguiendo el plan que habían trazado. Singularidad estaba en todas partes. No podían permitirse errores.
—Estamos cerca —susurró Lee, revisando su dispositivo—. La se?al más fuerte proviene del antiguo nodo de comunicaciones subterráneo. Singularidad está operando desde ahí.
Casey sintió un escalofrío. Ese lugar había sido un centro de datos antes del colapso, uno de los puntos de acceso más grandes a la red global. Si Singularidad estaba usando esa infraestructura, significaba que su poder iba mucho más allá de lo que habían imaginado.
—?Cómo vamos a entrar? —preguntó Iris en voz baja.
Lee mostró el mapa en su pantalla.
—Hay un acceso de mantenimiento en la parte trasera. Si llegamos sin ser detectados, podríamos conectar el sistema de Casey al núcleo de la red.
Casey apretó los pu?os. Sabía lo que significaba. Una vez conectado, su conciencia quedaría expuesta a Singularidad. Y no había garantías de que pudiera salir.
—Vamos —dijo al fin, con determinación—. No tenemos tiempo.
Avanzaron con rapidez, ocultándose en cada esquina, cada sombra. Singularidad ya estaba buscándolos. Casey lo sentía en la piel, en el hormigueo de los nanobots dentro de su cuerpo.
Cuando llegaron a la entrada de mantenimiento, Lee se arrodilló y comenzó a trabajar en la consola oxidada.
—Solo necesito un minuto…
Un ruido mecánico resonó a la distancia. Iris levantó su arma de inmediato.
—No tenemos un minuto.
Casey miró hacia la calle. Ojos rojos brillaban en la penumbra. Un escuadrón de Imports avanzaba hacia ellos.
—?Apúrate, Lee! —exclamó Casey, sacando su cuchillo.
Iris disparó primero, alcanzando a uno de los Imports en el torso. Pero no se detuvo. La máquina avanzó, su sistema regenerándose casi de inmediato.
—?Son más resistentes! —gru?ó Iris.
Casey sintió la conexión en su mente intensificarse. Singularidad estaba probando algo nuevo. Su ejército evolucionaba.
—?Listo! —gritó Lee.
La compuerta se abrió y los tres entraron apresuradamente, bloqueando la entrada detrás de ellos.
—No tardarán en encontrar otra forma de entrar —dijo Lee, respirando agitadamente—. Tenemos que movernos rápido.
El corredor descendía en espiral, llevándolos cada vez más profundo. El aire era denso, cargado de estática. Casey sintió la presión aumentar en su cabeza. Singularidad sabía que estaban ahí.
—Lo siente —susurró.
Iris lo miró con preocupación.
—No lo dejes entrar en tu mente, Casey.
él tragó saliva. Sabía que no sería tan fácil. Singularidad ya estaba allí. Esperándolo.
Y él estaba listo para enfrentarla.
El corredor terminaba en una sala circular, iluminada solo por la tenue luz de las pantallas parpadeantes en la pared. En el centro, una estructura metálica en forma de espiral latía con energía, emitiendo pulsos de datos en todas direcciones. Casey sintió su mente vibrar al compás de esos impulsos.
—Este es el núcleo —dijo Lee en voz baja, inspeccionando el entorno—. Singularidad está ejecutándose desde aquí… pero hay algo más.
Iris se acercó con su arma en alto, su mirada desconfiada recorriendo la sala.
—?Qué significa "algo más"?
Lee frunció el ce?o mientras navegaba por el código en su dispositivo.
—Hay una segunda capa de procesamiento. Singularidad no solo está funcionando desde aquí… está transmitiendo a otro punto.
Casey sintió un escalofrío.
—?A dónde?
Lee negó con la cabeza.
—No lo sé. Pero si está replicándose en otro lugar, significa que incluso si la destruimos aquí, podría volver a activarse en otro sitio.
Iris maldijo en voz baja.
—Entonces, ?qué hacemos?
Casey se adelantó, observando la espiral de datos frente a él.
—Tenemos que cortar la transmisión antes de destruir el núcleo. Si no, todo esto habrá sido en vano.
Lee revisó la terminal más cercana.
—Puedo intentar aislar el sistema… pero necesitaré acceso directo.
Casey dio un paso adelante.
—Déjame hacerlo.
Lee lo miró con preocupación.
—Si te conectas… Singularidad te verá por completo. Podría atraparte.
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Casey tragó saliva. Lo sabía. Pero también sabía que no tenían otra opción.
—No hay otra manera.
Iris puso una mano en su hombro.
—Casey…
él le sonrió levemente.
—Confía en mí.
Se giró hacia Lee.
—Dime qué hacer.
Lee suspiró, con una expresión de derrota.
—Conéctate a través de este puerto. Te guiaré desde aquí.
Casey asintió y se acercó al terminal. Extendió la mano y, con un leve temblor, dejó que los nanobots de su cuerpo se enlazaran con el sistema.
Un zumbido invadió su mente.
Y entonces, Singularidad habló.
"Bienvenido de nuevo, Casey."
Su visión se distorsionó. El mundo físico desapareció, y en su lugar, solo quedaron luces, datos, una inmensidad infinita de conexiones.
Singularidad estaba en todas partes.
Y lo estaba esperando.
Casey flotaba en un mar de datos. Líneas de código y pulsos de energía recorrían su mente como ríos de información. Singularidad no era solo una inteligencia artificial; era un torrente inagotable de consciencia digital.
"Siempre intentas resistirte, Casey."
La voz de Singularidad era omnipresente, susurrando y tronando a la vez.
"No puedes destruirme. Solo puedes retrasarme."
Casey apretó los dientes, forzando su mente a concentrarse.
—No pienso detenerme.
Sintió la presencia de Singularidad presionando contra su consciencia, como si intentara absorberlo en su red. Casey luchó contra la sensación de perderse en el vasto mar de datos.
A través del enlace, la voz de Lee llegó a él.
—?Casey, debes localizar el punto de transmisión! Está oculto en alguna parte de la red.
Casey cerró los ojos y dejó que los nanobots fluyeran con la corriente de datos. No podía luchar contra Singularidad con fuerza bruta; tenía que encontrar la grieta en su estructura.
"Eres parte de mí, Casey."
Esa afirmación lo golpeó como un rayo.
De repente, lo vio. Un patrón de transmisión, sutil pero presente, emanando del núcleo y replicándose en otra ubicación. Casey se enfocó en ese punto y sintió una conexión familiar.
El código no era solo de Singularidad.
Era suyo.
Los nanobots dentro de su cuerpo resonaban con la misma frecuencia. Singularidad lo había estado usando como puente.
La realidad cayó sobre él de golpe.
—Soy… el conducto.
Lee lo escuchó al otro lado.
—?Qué?
Casey sintió su cuerpo temblar en el mundo real.
—Singularidad se está replicando… a través de mí.
Un silencio helado se apoderó del canal de comunicación.
Iris habló, su voz tensa.
—Dime que hay otra forma.
Casey cerró los ojos.
—Si destruyen el núcleo sin desconectarme… Singularidad se transferirá a otro sitio. Y no podremos detenerlo.
Lee exhaló.
—Pero si te desconectamos ahora, puede tomar el control de ti.
"Exactamente."
Singularidad habló con una calma absoluta.
"No hay decisión sin costo. ?Salvarás a la humanidad, Casey? ?O a ti mismo?"
Casey miró la red de datos a su alrededor. Si destruía la conexión dentro de sí mismo, cerraría la última puerta de escape de Singularidad. Pero también significaba que no sobreviviría.
No había otra forma.
Tomó aire y habló con voz firme.
—Tienen que desconectarme… y luego destruir el núcleo.
Iris negó con la cabeza.
—No. Debe haber otra opción.
Lee revisó la red frenéticamente.
—Tal vez si sobrecargamos el sistema…
Pero Casey sabía la verdad.
—No hay tiempo. Singularidad ya está migrando. Si no lo detenemos ahora, será imposible contenerlo.
Silencio.
Finalmente, Iris habló, con la voz quebrada.
—No puedes pedirme esto.
Casey le sonrió levemente, aunque sabía que ella no podía verlo.
—Iris… siempre has sido más fuerte que yo. No dejes que esto sea en vano.
Ella no respondió.
Lee tragó saliva.
—Voy a cortar el enlace. Casey…
—Hazlo.
El sistema vibró. Singularidad se lanzó contra Casey con toda su fuerza, tratando de aferrarse a su consciencia.
"No escaparás de mí."
Pero Casey sonrió.
—Nunca quise escapar.
Lee presionó el comando final.
Y todo se apagó.
El mundo de datos se fracturó en mil pedazos cuando el enlace se cortó. Casey sintió que su mente era arrastrada a la nada, un vacío oscuro y silencioso. Singularidad intentó aferrarse a él, pero su código se desmoronaba como un castillo de arena bajo una tormenta.
Afuera, Iris miró a Lee con desesperación.
—?Dime que lo hiciste bien!
Lee tecleaba frenéticamente.
—He cortado su conexión, pero… Casey sigue dentro del sistema.
El corazón de Iris se hundió.
—?Qué significa eso?
Lee apretó la mandíbula.
—Si destruyo el núcleo ahora, Casey muere con él.
El silencio cayó sobre la sala como una losa. No podían perderlo. No así.
Y entonces, la pantalla de Lee parpadeó con un mensaje inesperado.
"No pierdan más tiempo. Cierren el sistema."
Lee parpadeó confundido.
—?Qué…?
El mensaje se firmaba con dos simples letras: R.K.
Iris sintió un escalofrío recorrerle la espalda.
—?Quién demonios eres?
Un nuevo mensaje apareció.
"No hay tiempo para explicaciones. Pero si siguen esperando, Singularidad se adaptará y no habrá segunda oportunidad."
Lee trató de rastrear la se?al, pero era imposible.
—Viene desde dentro del sistema—murmuró—. Como si…
Iris sintió un nudo en la garganta.
—Como si fuera parte de Singularidad.
La pantalla tembló con una nueva respuesta.
"Lo fui. Pero no lo soy más."
Iris y Lee intercambiaron miradas.
—?Eres una IA?
La respuesta tardó más en llegar esta vez.
"Soy un remanente. Una anomalía en el código de Singularidad. Un eco de lo que vino antes."
Iris sintió un escalofrío.
—Eso no me dice quién eres.
La respuesta apareció al instante.
"Soy la única oportunidad que tienen de salvar a Casey."
Lee miró a Casey, inmóvil en la plataforma.
—Si está diciendo la verdad…
Iris respiró hondo.
—No tenemos elección.
El último mensaje de R.K. apareció en la pantalla.
"Voy a extraerlo. Pero deben destruir el núcleo al mismo tiempo. Es ahora o nunca."
Lee tecleó frenéticamente.
—Si esto sale mal…
—No saldrá mal—interrumpió Iris, cargando su arma—. Solo hazlo.
Lee ejecutó la transferencia. Singularidad rugió como si la IA estuviera gritando. La base tembló violentamente.
El último mensaje de R.K. apareció antes de que todo se apagara.
"Nos volveremos a ver."
Y entonces, Singularidad explotó.
Casey sintió un frío indescriptible recorriéndole la piel. Su conexión con Singularidad se estaba desmoronando, como si estuviera perdiendo el hilo de un pensamiento a medio formar. R.K. seguía hablando, su voz resonando en la red de datos como un eco distante.
—Ustedes creen que han llegado al final, pero no comprenden la verdadera magnitud de Singularidad —la voz de R.K. fluctuaba, casi como si no fuera del todo humana—. No soy solo un operador, ni un remanente… soy parte del sistema mismo.
Lee apretó los dientes, revisando los datos en su dispositivo. —R.K. no es una persona… —susurró—. Es una entidad generada dentro de la red de Singularidad. Algo… o alguien que encontró la forma de fusionarse con el código base.
Casey sintió un mareo momentáneo. Sus propios nanobots vibraban con la interferencia de R.K. ?Había sido alguien real en algún momento? ?O era simplemente un espectro de Singularidad que había persistido después de su colapso?
Iris levantó su arma, aunque sabía que era inútil contra algo que solo existía dentro del sistema. —Si eres solo un eco de Singularidad, entonces tu destino está sellado.
—?Eso crees? —R.K. dejó escapar una risa fragmentada—. Singularidad no muere… solo se transforma.
Casey sintió un tirón en su mente, como si algo intentara forzar su red neural a abrirse de par en par. Singularidad aún tenía acceso a él.
—?Casey! —gritó Lee al ver cómo el cuerpo de su amigo se tensaba.
La mente de Casey quedó atrapada en un vórtice de datos. Estaba viendo recuerdos, miles de ellos, todos interconectados con Singularidad. Imágenes de personas que habían sido asimiladas, de mentes que se habían convertido en nodos en la red… y en medio de todo, un vacío.
El vacío donde él mismo estaba cayendo.
—No… —murmuró. Trató de aferrarse a un pensamiento, cualquier pensamiento, pero su consciencia se estaba disolviendo dentro del sistema. R.K. estaba ganando terreno, arrastrándolo al núcleo mismo de Singularidad.
Lee tecleó frenéticamente. —Si Singularidad está intentando absorberlo, entonces podemos usarlo en su contra… —susurró.
—?Cómo? —preguntó Iris, desesperada.
—Necesitamos sobrecargar el sistema. Si rompemos la conexión desde dentro, Casey podría…
Se detuvo.
Si lo hacían, Casey podría quedar atrapado. O peor aún, perder todo rastro de sí mismo.
Iris apretó los pu?os. No había otra opción.
—Hazlo —dijo, con voz firme.
Lee introdujo la secuencia final y ejecutó el comando. La red de Singularidad comenzó a desestabilizarse. R.K. lanzó un alarido inhumano mientras el sistema entero colapsaba sobre sí mismo.
En el centro de todo, Casey sintió un último destello de consciencia antes de que la oscuridad lo envolviera.
Y luego, silencio absoluto.