“?Creen que podremos salir?” -preguntó Sera
Kyra se levantó súbitamente y, tambaleándose respondió “nunca sabremos si nos quedamos sentados…”, ella se abalanzó para tocar el monolito.
“?espera!” -Gritó Hugh, cansado se las arregló para obstruirle el paso.
“?Qué?”-dijo Kyra muy confundida
“?y si es una trampa?” -respondió él.
Kyra, molesta, lo apartó del camino y tocó el monolito. Al instante, el suelo comenzó a temblar con mucha fuerza, poco a poco, el monolito se abrió dejando ver un pasadizo obscuro. Kyra miró a Sera, que se había colocado a su derecha. Entre confundida y sorprendida volvió la mirada al pasadizo, era profundo, con suelo de grava, el ancho era apenas de un poco más de un persona, apoyándose en las paredes, Kyra entró y se perdió en la oscuridad. Dudando Sera entró, seguida de cerca por Circe y, con algo de dificultad, Hugh.
Caminaron por cerca de media hora, pero el final aún parecía estar muy lejos, Kyra caminaba rápido, pero con mucho cuidado ya que el suelo era algo irregular, por suerte las paredes se habían ensanchado algo tras avanzar 10 o 20 metros, de pronto, notó un muy ligero brillo frente a ella, marcando un giro de 90 grados a la derecha, al virar, finalmente se comenzó a iluminar el fondo. Kyra corrió hacia la luz.
Frente a ella, se cernía un calabozo oscuro, paredes de roca cortada rectangularmente, el aire era pesado y frio, el suelo se sentía húmedo. En el centro de la peque?a sala estaba una fogata dando la iluminación que los guio hasta aquí, a su derecha se encontraba una reja de barrotes con una puerta cerrada, también había dos cajas grandes de madera; una un poco más peque?a, una mesa redonda y 3 sillas, Kyra se desplomó en el suelo mientras soltaba un rápido suspiro.
“?q-qué?... ?Dónde estamos? “-preguntó Sera al salir del pasadizo.
“así que si era una trampa… “-dijo Circe, frustrada y decepcionada.
Hugh, con una mirada sombría, se dejó caer frente a la fogata. Sera acercó una de las sillas hacia la fogata y sentó lentamente, se veía cansada y claramente se quería recargar en la silla, pero, por la batalla con la mantis y el fuete golpe que se dio con el árbol, se notaba la gran cantidad de dolor que sentía, también se tocaba el cuello y suspiraba ligeramente por el dolor, Circe, por otro lado, buscaba la forma de abrir la pueta.
Tras cerca de 3 horas, seguían atrapados en el mismo lugar, Circe se rindió hace casi 2 horas y se sentó frente a Sera y del otro lado de la fogata, poco después Kyra se sentó en la silla restante, Hugh se mantuvo sentado y en silencio frete a la fogata. Pasaron 2 horas más y todos se encontraban dormidos, excepto Kyra, de una vez en cuando cabeceaba, pero rápidamente se forzaba a despertar.
De pronto un suave eco salió del pasadizo, casi imperceptible, pero rápidamente se hizo más fuerte haciendo que Kyra finalmente lo escuchara, saltando de su silla y levantó su espada, luchando con el peso al no poder tomarla con ambas manos. Al fondo, donde la vuelta, apareció una luz que se intensificó. Apareció una mujer alta, joven, cabello blanco y pechos grandes, portaba un largo vestido blanco con costuras doradas, su rostro expresaba amabilidad, pero sus ojos permanecían cerrados, aun así, caminaba sin dificultad.
Con gran energía exclamó: “?ah, al fin los encuentro?, ?sí!”
“??Quién eres?!” -gritó Kyra
“?no tienes por qué apuntarme con tu espada!” respondió la mujer con una gran sonrisa
La mujer tocó la punta de su espada y al instante esta se volvió tan pesado que se clavó en el suelo, este estruendo hizo despertar a los demás, Circe y Eliora tomaron sus armas y apuntaron hacia la misteriosa mujer. Kyra intentó levantar su espada, pero no lo consiguió.
“?Yo soy Eliora y me envió 'él' para ayudarlos!” -respondió la mujer
“?Quién?” -dijo Kyra sospechando
“?deben tener hambre!”-expresó Eliora, desviando la pregunta- “?'él' me pidió que les trajera comida!”
Con un resplandor apareció una cesta, dentro llevaba verduras y un poco de carne, se acercó a la fogata y apareció una olla con agua que se mantuvo flotando sobre la fogata.
Sera y Circe seguían sosteniendo sus armas, alertas a cualquier movimiento que Eliora hiciese, Kyra aún trataba de sacar su espada del suelo y Hugh se quedó en un rincón de la sala.
Varios minutos después, el olor de la sopa que Eliora preparó terminó por convencer a los cuatro, Sera se mantenía a un lado de Eliora esperando a que terminara y Circe se quedó sentada frente a la mesa, con los pu?os cerrados tratando de luchar contra sus deseos de golpear la mesa y rogar por comida, mientras su estómago rugía con fuerza.
“?Adelante, coma!” -dijo Eliora finalmente, mientras servía cuatro cuencos de madera, Kyra, dudando, tomo su cuenco y volvió a su silla, al instante en que Eliora soltó el cuenco frente a Circe, ella atacó el cuenco, dejándolo seco de un sorbo y extendiéndole de vuelta el cuenco hacia Eliora, su mirada le rogaba más. Sera, aunque igual de desesperada que Circe, se obligó a tranquilizarse y comer lentamente.
Eliora se acercó a Hugh, después de haber rellenado el cuenco de Circe.
“?Esto es para ti!” -dijo ella, pero él permaneció en silencio. Eliora inclina su cabeza en un gesto de extra?eza, tras algunos segundos exclamo:
“?ah!, ?ya recordé!”
Ella soltó el cuenco de madera, pero este permaneció flotando, extendiendo ligeramente sus manos hacia Hugh y generó una luz suave y cálida que lo cubrió por completo, en un instante desapareció la luz, Eliora le dio la espalda y dejo caer suavemente el cuenco, Hugh se apresuró a detener el cuenco, con una energía renovada se levantó, miro a Eliora con una mirada extra?a y camino en silencio hacia la mesa, Eliora se acercó a Sera ya Circe y las apunto con la misma luz que Hugh, al Instantáneamente, los dos notaron como su dolor desaparecía por completo, antes de que pudiesen reaccionar termino de curar a Kyra.
Las tres miraron incrédulas a Eliora, tras unos segundos Kyra dejo caer su cuenco y dio un paso atrás intentando tomar su espada de su cintura, pero olvidando que se mantenía incrustada en el suelo.
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“?ya se quién te envió!” -exclamo Kyra con furia en su mirada.
“??Jean te envió ?verdad?!” -Continuó Kyra con la misma ira.
Eliora con una gran éxtasis, unió sus manos en un gesto de alabanza.
“?así que ese es su nombre!” -exclamo ella, felizmente.
Cuando Eliora junto sus palmas, de su espalda surgieron unas gigantescas alas blancas que liberaban una suave luz blanca. Los cuatro miraron a Eliora, estupefactos.
Kyra poco a poco bajó la guardia y con un tono más calmado “?Qué eres?” -preguntó.
Eliora, sin separar sus manos, “me presentare de nuevo: mi nombre es Eliora Lux Protectrix, soy un ángel al servicio de la iglesia de nuestro se?or”
“?eres una… monja?” -preguntó Sera.
“algo así: soy profesa, sierva de ?#%&” respondió Eliora.
“?Cómo llegaste aquí?” -pregunto Kyra.
“…'el' me llamó…” -respondió Eliora.
“?Cómo?” -continuó interrogando a Kyra con una mirada de sospecha.
“yo me encontré presentando mis agradecimientos como cada ma?ana cuando de la nada…” -con una gran sonrisa explicada- “?escuche su voz… una voz tan cálida que me hizo llorar de emoción!” -dijo, con lágrimas en sus ojos- “…Que una sierva de tan bajo rango como yo haya escuchado su voz me hizo seguir sus órdenes sin cuestionarlas” terminó.
“… … ?Jean es tu dios?” -preguntó finalmente Kyra.
“?Para mí lo es!” -respondió Eliora con gran alegría.
“?Crees que él es bueno?” -le pregunto Circe.
“?Por qué no lo seria?” -dijo Eliora.
“mm… no sé, tal vez porque… nos encerró aquí?” -reprochó Sera.
“?encerrados?, pero sí 'él' les dijo como salir” -respondió Eliora.
“nos dijo que la salida era el monolito, pero nos trajo a una… una prisión…”-sentencia Kyra, encogiéndose de hombros.
“pero… la salida esta por ahí…” -terminó Eliora, mientras apuntaba hacia la puerta de barrotes.
“ya intenté todo para abrirla…”-dijo Circe, molesta
a Eliora. Junta energía en su mano y con un ligero toque, la puerta se abrió. “?No saben usar su magia?” -dijo sorprendida.
“?m-magia?” -preguntó Kyra.
“la magia es un tipo de energía que liberan las almas…”-explicó Eliora.
Generó una peque?a esfera de energía, “te permite hacer cosas que un humano normal no puede, antes, este poder se mantenía sellado, pero algo lo liberó, apareció este bosque: que es capaz de fortalecer las almas de quienes se atreven a entrar, cuando uno tiene suficiente fuerza, su cuerpo comienza a cambiar” -dirigió su mirada a Hugh y Circe- “por eso ustedes tienen ese brillo en sus ojos”.
“?Por eso sus ojos cambiaron?, ?Por qué tienen magia?” -preguntó Sera, intentando comprender la explicación.
“También ustedes dos Kyra, Séraphine. Pero aún les falta fortalecerse más para manifestarlo, si no… no podrían tocar sus armas…”-concluyo Eliora.
“?bueno vamos!, ?si quieren salir de aquí tendrán que completar este piso!” dijo ella emocionada.
El ángel se acercó a la espada de Kyra y la liberó del suelo, para después entregársela de vuelta a Kyra. Eliora hizo aparecer un faro de cristal, dentro permanencia en el centro una peque?a esfera de luz igual a la que les mostraron antes, ella se adentró apresuradamente en el camino que abrió, seguida de cerca por Sera y Circe, tras dudar unos pocos segundos Kyra y Hugh los acompa?aron.
Los cinco caminaron en silencio entre los pasadizos, virando algunas veces: derecha, izquierda, izquierda, derecha, izquierda…
Tras caminar un tiempo Sera con curiosidad, miró a Eliora que ya había ocultado sus alas, sin pensarlo mucho movido de arriba hacia abajo su mano frente a la vista de Eliora.
"?si?" -respondió Sorpresivamente Eliora.
“?Ah! … em~… yo… lo siento. Pensé que tenías los ojos cerrados”, soltó Sera, avergonzada.
“?Sí, están cerrados! ... ?Por qué?” -preguntó alegremente Eliora.
“?Por qué?, ?c-como puedes ver?” -Devolvió la pregunta Sera.
“?uso magia para ver… en cuanto a la razón; la magia de los ángeles proviene de nuestros ojos y usamos la vista para la mayoría de nuestros hechizos, pero 'él' me pidió que solo mantuviera con vida a los cuatro y dijo que no los ayudara en los combates!” -explicó Eliora
De pronto ella miró al frente, “?mira, justo a tiempo…” -volvió la mirada a Sera y dijo- “?suerte!” - mientras desaparecía y aparecía detrás de los cuatro. Donde antes estaba ella, apareció una esfera de luz que se elevó y continuó iluminando el camino.